El Acuerdo de Escazú: Impulsando la Desarrollo Sustentable y la Justicia Ambiental en América Latina y el Caribe
Desarrollo
de la COP2
La
Segunda Reunión de la Conferencia de las Partes (COP2) del Acuerdo de Escazú,
se ha realizado en la ciudad de Buenos Aires en Argentina entre los días 19 y
21 de abril de 2023, contando con la participación de las delegaciones de los
15 Estados Parte, 8 países observadores y más de 300 personas acreditadas del
público.
Tuve
la oportunidad de participar de la COP2, en mi rol como Representante Electo del
Público, una responsabilidad para la que he sido elegido en noviembre de 2022
para un plazo de 4 años junto a otras 5 personas de la región de América Latina
y el Caribe. Nuestro compromiso es asegurar que las voces y propuestas del
Público sean tomadas en cuenta en las negociaciones y en la puesta en marcha
del Acuerdo.
Esta
COP que fue de carácter extraordinario, tenía como única decisión programada,
la elección de las personas a integrar el Comité de Apoyo a la Aplicación y el
Cumplimiento (CAAC), cuyo fin es promover la aplicación y apoyar a las Partes
en la implementación del Acuerdo. Es un motivo de celebración por parte del
Público, la elección del CAAC cuenta con personas de reconocida trayectoria y
compromiso con los derechos de acceso, lo que sin duda será de especial
relevancia y trascendencia para la implementación de las disposiciones y
principios establecidos en el Acuerdo de Escazú.
Importancia del Acuerdo de Escazú
El
Acuerdo de Escazú representa un hito ambiental para América Latina y el Caribe,
teniendo en cuenta que este es el único tratado ambiental regional emanado de
la Conferencia de Río + 20 y que es a su vez una oportunidad sin precedentes
para cimentar una verdadera democracia y gobernanza ambiental para los países
de la región.
A
medida que el Acuerdo de Escazú va avanzando en su implementación, es
trascendental comprender que este instrumento es mucho más que un tratado sobre
medio ambiente, es un compromiso con los derechos humanos y un potenciador, que
nos permite profundizar en la dimensión ambiental de la Agenda 2030 y los ODS,
en un contexto en el que el medio ambiente está siendo relegado para priorizar la
recuperación de la economía post pandemia por COVID-19, en lugar de priorizar
la salud y bienestar de los pueblos y la naturaleza.
Retos para la efectividad del
Acuerdo de Escazú y sus vínculos con la Agenda 2030 y ODS
Nos
encontramos en el punto medio del plazo de la Agenda 2030 y los ODS, sin
embargo, es más que evidente que no caminamos con paso firme para honrar su
cumplimiento efectivo. En ese sentido el Acuerdo de Escazú, que tiene a su base
los derechos de acceso (información, participación y justicia), los cuales son
considerados derechos llave porque permiten acceder a otros derechos, se vuelve
un instrumento fundamental para trabajar hacia una acción climática efectiva,
por medio de la cual se puedan impulsar acciones de empoderamiento ciudadano,
en donde la participación se convierte en el principal medio de implementación
de los acuerdos internacionales en materia ambiental.
Alcanzar
una real justicia climática es un compromiso que pasa de manera ineludible con
afirmar la importancia de que las personas sean parte esencial de la toma de
decisiones en todas las etapas, ámbitos y niveles del ciclo de las políticas
públicas, en donde el Acuerdo de Escazú al igual que la Agenda 2030 y los ODS,
tienen un enfoque particular y resaltan la relevancia de asegurar la
participación e inclusión de las personas y grupos en condiciones de
vulnerabilidad para asegurar que nadie se quede atrás, corrigiendo de esta
manera las injusticias históricas que han llevado a grupos como las mujeres,
juventudes y pueblos indígenas, a ser excluidos de manera sistemática.
Contexto para las personas
defensoras del medio ambiente
Existe
un consenso amplio y generalizado de parte de todos los actores y sectores, en
el reconocimiento del contexto de la triple crisis que vive la región; los
efectos acelerados del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la
contaminación ambiental, son una realidad innegable; sin embargo, es evidente
que falta mayor sentido de urgencia y acciones contundentes para dar respuestas
intencionales, efectivas y duraderas, con el agravante que América Latina y el
Caribe es la región más peligrosa del mundo para defender el medio ambiente, el
agua y la tierra, esto según reportes de gran reconocimiento como el Análisis Global 2022 de Front Line
Defenders o
el Informe Anual 2022 de Global Witness: “Una década de resistencia”.
A
pesar del complejo contexto que vive la región, el Acuerdo de Escazú avanza de
manera sólida y representa un motivo de esperanza para nuestros países en el
contexto de las múltiples crisis que aquejan a nuestras sociedades, su
implementación es una oportunidad para mostrar el compromiso de la región con
el multilateralismo y con la necesidad
de dar respuestas intencionales y efectivas a los grandes y retos y desafíos
que enfrentan los pueblos para que la vida como la conocemos pueda continuar
para las generaciones presentes y venideras.